lunes, 8 de diciembre de 2008

Manías transeuntes

Caminando por la ciudad, me desplazo moviendo la cabeza de arriba a abajo, siguiendo la trayectoría de los copos de nieve desde el cielo hasta el suelo, estoy presenciando oficialmente mi primera nevada. Creo que fue en un principio mi altura el motivo que me acostumbró a caminar pendiente de lo que ocurre a mi alrededor, pues comparado con los parámetros del promedio mexicano soy alto (caso contrario en EUA), ya antes me habían apodado "Abelardo", la gran ave verde de Plaza Sésamo, ja!, mientras que a mi me hubiera gustado que por mi jorobita me apodaran el camellito, así como el de "Nosotros los pobres". La particularidad de mi andar ha llenado mi vida diaria de hábitos y circunstancias en las que el común denominador de la gente no se encontraría; ya Betsy lo ha notado y me cuestiona acerca de lo que ella denomina como mis "manías": buscar basura "interesante e inspiradora" en el suelo, no pisar las líneas que marcan la división entre los bloques de concreto de la banqueta, empezar y terminar el camino siempre con el pie derecho, buscar números exactos y pares... eso son !Manías! creo que ella encontró el término que lo define con la valentía que yo no encuentro, pues a mi simplemente me gusta pensar que soy diferente o "excéntrico".
Haciendo justicia a sus sabias palabras recomenzaré éste relato...
Salimos a pasear mis manías, Betsy y yo (el burro por delante) me percato de la cantidad de cosas interesantes (basura) que la gente ha olvidado en el suelo, regalitos del destino esperando para ser encontrados:
1. Setenta y cinco centavos en monedas de veinticinco "quarters" a la salida del tren.
2. Un lápiz nuevo, color amarillo, HB número 2, en la banqueta de una tienda "Kosher" (creo que esa mañana habían estado trabajando unos carpinteros ahí)
3. Una carta olvidada con dirección a Portland, Oregon (la cuál me encargue de poner en el buzón y me sentí muy bien de hacerlo)
4. Último pero no menos importante, mi apreciado llavero del escudo de "Porsche" con baño de oro falso y cubierta de vidriante.
Todo esto gratis!!!
Según yo, este hábito pepenador que tengo viene de mi necesidad por mostrar "cordura" en lo que hago, pues no estoy acostumbrado a moverme en automático, sin razonar el porque de las cosas (mi amigo Arturo lo define como mi poder de "controlar las cosas") virtud que que a mi parecer cada vez tiene menor incidencia en las sociedades modernas. La eficacia de la "logística" en nuestros tiempos, demuestra que solo es necesario aprender a resolver lo indispensable, mediante repetición frecuentemente, lo cual nos deja involucrándonos sólo en procesos menores; estas acciones contribuyen con la causa e intereses personales de los líderes políticos y económicos del mundo (en el caso específico de México fue así como se acuño el termino "papá gobierno").

De modo que allá en el pueblo de San Baltazar Campeche todo mundo se saluda, pues todos se conocen y están al pendiente unos de los otros (pueblo chico, infierno grande) situación contraria a lo que sucede en una ciudad como Boston donde hace dos semanas el tren atropelló a un chavo que cruzaba las vías sin percatarse de la venida de éste, pues escuchaba música en sus audífonos a todo volumen (y el chofer de la unidad manejaba en estado de ebriedad). Ya antes al ver la la película "Weaking life" o en español "Despertando a la vida" (la cual tuve que ver en casa de unos borrachos intensos un primero de enero del año 2005) había recibido mi merecida lección acerca de las actitudes humanas, situaciones y procesos mentales de los cuales no nos percatamos, prefiriendo asi chocar como "hormigas" antes que comunicarnos, mientras al mismo tiempo vivimos con el deseo interno de no pasar desapercibidos, lo que Warhol definiera en los años sesenta como el anhelo por nuestros "cinco minutos de fama".
Aunque vivos, permanecemos inconscientes de nuestra capacidad para romper los paradigmas cotidianos; siempre me burlo de los gabachos porque les digo que su "respeto" al espacio y privacidad de los otros desemboca en ignorarse por completo unos a otros, situación que como individuos sociales por nauraleza, los lleva a buscar métodos radicales para hacerse notar (ejemplo más claro: abrir fuego en medio de una escuela), como yo lo llamo "el complejo del adolescente" y en México tampoco estamos excentos pues el uso de violencia es lo más común para hacerte obedecer y escuchar.
Lo cierto es que nuestro derecho y obligación como seres humanos es el de tomar conciencia de nuestro entorno y (sin abusar) también de el de los otros. Los Mayas gozaron profetizando acerca de nuestra era (casi puedo verlos reír) y una de las recomendaciones para evitar la extinción como civilización, como especie, era aprender a movernos entre estados de bienestar, elevarnos sin tener antes que pasar antes por un estado de malestar... en pocas palabras, no tirarnos para que nos levanten, lo que representa un retroceso en nuestro desarrollo como individuos. Unirnos como civilización y dejar de lado conductas autodestructivas evitará que caigamos por la pendiente de la extinción. Y ya para terminar este post que se ha puesto muy filosófico, en un afán de elevarme para conectar con ustedes mis lectores, he decidido compartirles mi colección de estampitas (lo que era mi intención inicial), ahora cada vez que me como una fruta o un vegetal , bueno algunas las he robado de los supermercados, y las pego en una libretita (no creo que a alguien le importe)...haber cuantas llego a juntar, los mantendré al tanto...

2 comentarios:

Puebla Chic dijo...

las estampitas estan chidas... es muy cierto lo q comentas, es como en la pelicula el fin de los tiempos, donde se pierde este sentido de la sobrevivencia en mundo acelerado y todos se matan... bueno lo de las manias y necesario tenerlas para mantener la cordura...

monch dijo...

jajajaja me rei como loca cuando lei "este habito pepenador" gracias por hacerme reir e inmediatamente acordarme de don chacharas te mando un abrazote y una sobadita de espalda